domingo, 28 de maio de 2006

Money, money, money...
por Rosa Olivares
Exit EXPRESS nº 18 , Marzo 2006
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En la tradición cultural española hablar de dinero siempre ha sido de mal gusto. Y si ya se relacionaba cultura y beneficio económico, nos acercábamos al anatema, a la apostasía. Durante mucho tiempo, sin duda demasiado, se ha querido asociar pobreza con bohemia y con creación cultural como un ciclo que se alimenta a sí mismo dando como resultado una obra nacida del sufrimiento y de la excepción, sublime. Esta estupidez, alentada incluso por algunos galeristas todavía vivos y que han considerado que igual que el artista necesita la miseria para crear el galerista necesita del lujo para vivir, es hoy en día indefendible. Sin embargo, perdida ya toda vergüenza por hablar de dinero, superados los complejos por preguntar los precios de las obras de arte y exigir descuentos a la hora de comprarlos, asistimos con, no cierta sorpresa, a la vuelta absoluta de la situación.
Ahora lo que se lleva, lo auténticamente moderno, lo más, es crear una empresa de inversión artística, asesorar una colección (privada, por favor) y sobre todo, sobre todo, comprar para otros. Es decir, especular.

Cildo Meireles. Occasion, 2004.
Cort. Portikus Frankfurt am Main.
Personalmente puestos a especular me parece moralmente mucho peor especular con la vivienda (una necesidad reconocida incluso por la Carta de los Derechos Humanos) que con las obras de arte de los artistas actuales, que son muchos y trabajan un montón, y realmente podemos llegar a vivir, incluso bien, sin poseerlas y atesorarlas en nuestras cajas de seguridad climatizadas. Sin embargo si todo el mundo está dispuesto a rebajar su moral un poquito y especular con la necesidad de vivienda de los demás, ¿por qué nos vamos a molestar porque un grupo de ricos riquísimos acepten poner cientos de miles de euros en fondos de inversión de arte a diez años? Por nada, no nos escandalizamos. ¡Viva la especulación que tan bien le viene a las galerías, a los artista y a casi todo el mundo! pero, como venimos -ya casi todos, aunque muchos lo quieran olvidar- de una izquierda marxista, no nos queda más remedio que pensarlo varias veces, meditarlo y acabar encontrando algunas incompatibilidades. No a los ricos riquísimos, no, a ellos ni siquiera les exigimos que sepan leer y escribir, con que inviertan nos basta. Las incompatibilidades las encontramos en los asesores, esos críticos, comisarios, etc., que aconsejan la compra de artistas que han colocado en exposiciones, bienales o revistas, revalorizando su obra ¿antes o después de comprarlos? La duda es, como todas las dudas, un poco metafísica: si uno aconseja a una sociedad de inversión en arte la compra del artista A, que todavía es barato, y le hace una gran entrevista en la revista Y, además de colocarle en una exposición -a poder ser internacional- C, y aconsejarle al oido del galerista amigo que la presencia de ese artista A en el stand de su galería B en la feria D sería un éxito, ¿cuánto se revaloriza la obra del ya reconocido A en esos diez años de inversión? ¿Cuánto se gana con esa plusvalía? ¿Cuánto gana el comisario, asesor, crítico, en cuestión? ¿Es creíble su apoyo como concepto artístico o económico? ¿Quiénes somos y adónde vamos? ¿Es el arte algo más que un producto que se revaloriza con los apoyos adecuados? ¿Es creíble la supuesta independencia intelectual del experto asesor? Las respuestas, ya saben, dentro de 10 años, si dios quiere.

NOTA FORMIGA BARGANTE: QUALQUER LIGAÇÃO ENTRE ESTE TEXTO E AS "FUNDAÇÕES" (PINAUD´S, BERARDO´S, ELLIPSE´S & Cº) QUE POR AÍ PULULAM, É MERA COINCIDÊNCIA.
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1 comentário:

maloud disse...

O Hefastion que anda na blogosfera falava ontem nas Liaisons Dangereuses...